¿Quién ha dicho que no hay vocaciones?

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Jorge Naranjo, misionero comboniano enSudán
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Redacción digital

Madrid - Publicado el

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“¿Quién ha dicho que hay escasez de vocaciones?”. Juan José Aguirre, obispo en la República Centroafricana, lanzaba esta semana desde Córdoba la interpelación. El misionero comboniano ha sido el encargado de pronunciar el pregón del Domund, y con ello, el rostro visible de los 10.000 misioneros españoles dispersos por el mundo. Su testimonio fue un alegato a favor de que la Iglesia, y concretamente la Iglesia en España, tiene en el día de hoy, domingo del Domund, mucho que celebrar. Cierto: hace apenas dos décadas el número de misioneros españoles era el doble. Podría caber el consuelo de que España sigue siendo una “potencia misionera” mundial. Después de todo, la historia de nuestro país y la particular de miles de sus familias no se explica sin la misión, y eso pesa. Pero lo que vino a decir Juan José Aguirre es distinto: que el mundo no es Europa; que la crisis demográfica y la secularización en el Viejo Continente no representa el conjunto del planeta.

Y sí, la entrega de tantas misioneras y misioneros a lo largo de los siglos ha dado frutos. Comunidades cristianas de los lugares más recónditos han recogido la antorcha, asumiendo la responsabilidad de llevar el anuncio del Evangelio a todos los rincones. Es un yugo ligero, alegre. En palabras del Papa, citadas por Aguirre, “en tierras de misión, se respira un aire de primavera de la Iglesia”. De ahí el lema elegido por Francisco para esta jornada: “Vayan e inviten a todos al banquete”. Cada misionera y cada misionero son la prueba viviente de que vale la pena dejarlo todo por seguir a Jesús. Esa es la vitalidad de la Iglesia.