20 de septiembre

Dramática dependencia

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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La carrera de obstáculos de Pedro Sánchez para seguir en La Moncloa se encontró ayer con la advertencia del portavoz de Esquerra, Joan Tardá, de que no apoyará los Presupuestos del Estado si no se levanta la acusación de rebelión contra los líderes del “Procés”. Una petición tan descarada de violentar la independencia del poder judicial debería encontrar una respuesta inmediata y tajante del Presidente, que no se ha producido. Es la consecuencia de su extrema debilidad de origen, que coloca al Gobierno de Sánchez en manos de los mismos que han protagonizado un intento de golpe de Estado.

Es verdad que Tardá ha amenazado con que Cataluña puede ser la tumba política de Sánchez, pero también es verdad que los secesionistas desean un gobierno débil y se pensarán mucho hacerle caer. En esos cálculos se mueve un Presidente asediado por sus propios errores, que huye hacia delante a base de golpes de efecto cuyo recorrido es cada vez más corto. Por todo ello, la salida más realista y conveniente para la solidez de las instituciones y para afrontar la gobernación con garantías es la convocatoria de elecciones generales para que los españoles decidan. Es lo que el propio Sánchez argumentó al plantear su moción de censura, y lo que olvidó rápidamente una vez alcanzado el poder.

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