LÍNEA EDITORIAL
España, rehén de los nacionalismos
"Mientras no haya partidos constitucionalistas con la necesaria altura de miras y sentido de Estado, el país será rehén fácil del chantaje de los nacionalistas"
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Nadie le podrá negar esta vez a Pedro Sánchez la habilidad política para marcar una agenda que, por unos u otros motivos, solo convenía a los intereses del PSOE, sumido hasta ahora en la irrelevancia. Los votos comprometidos para sacar adelante la moción de censura contra Mariano Rajoy abren un escenario de vértigo, como acertó a definir la situación el portavoz del PNV. Lo único que une a la izquierda y a los nacionalismos es un rechazo visceral al PP, que paga el desgaste de su gestión durante la crisis, con la traca final del impacto de antiguos casos de corrupción que no supo zanjar con la respuesta adecuada en el momento preciso. Pese a todo, con 85 escaños, la alternativa de Pedro Sánchez no es más que un espejismo que, ni con el refuerzo que este triunfo pueda proporcionarle, difícilmente resistirá a la prueba de unas elecciones. Acertó también el PNV al señalar la paradoja de que los partidos nacionales fueran incapaces de desbloquear la situación política y le tocara ejercer de árbitro a un partido como el suyo. En ese sentido, el delirante relato sobre la realidad de España que impusieron ayer los partidos nacionalistas es sin duda lo más preocupante que se vio ayer en el hemiciclo. Porque mientras no haya partidos constitucionalistas con la necesaria altura de miras y sentido de Estado, el país será rehén fácil del chantaje de estos grupos.