El gran reto de la soledad

Aumentan las personas que viven solas en España. Según los datos ofrecidos ayer por el INE son ya más de 4 millones y medio. Se trata a veces de una elección libre, pero resultan preocupantes las cifras entre mayores de 65 años, con cerca de dos millones de personas. Hay todo un reto pendiente para la sociedad española. La soledad afecta a la calidad de vida tanto o más que otros temas como el de las pensiones. Con el envejecimiento de la población y el aumento de la esperanza de vida se plantea también la pregunta de cómo llenar esos días de sentido. Se puede hacer mucho en ámbitos como la oferta cultural, el voluntariado o los centros de día. Todo eso está muy bien, pero hay una solución más sencilla que no conviene descuidar: la familia. La conciliación y las ayudas familiares no deberían limitarse a padres con hijos, sino entenderse también como un medio para facilitar el cuidado de los mayores, como ha sido la norma común a lo largo de la historia, eso sí, de un modo acorde a los estándares actuales de vida. Incluso desde el punto de vista económico, invertir en aspectos como las ayudas a la dependencia a domicilio termina suponiendo a largo plazo un ahorro considerable. Pero sobre todo, resulta mucho más satisfactorio para las personas, especialmente en sociedades como la española donde, pese al alza del individualismo, los lazos familiares siguen siendo muy fuertes.