Medida insuficiente

El discurso de despedida del presidente Biden ha generado algunos efectos inmediatos. El anuncio de que la administración saliente había decidido retirar de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo a Cuba ha tenido su correspondiente respuesta. La dictadura cubana ha anunciado la liberación de 553 presos. Se han cuidado muy mucho, eso sí, de vincular esta decisión al anuncio de Biden. El Ministerio de Exteriores cubano ha explicado que Díaz-Canel escribió al Papa para comunicarle esta decisión. No se aclara si se liberará, o no, a presos políticos. Y sí se afirma, por el contrario, que la decisión es fruto de la “naturaleza justa y humanitaria de la legislación penal cubana” y que concuerda con el espíritu del Jubileo de la Esperanza convocado para 2025. El Ministerio de Exteriores cubano ha explicado que esta medida comenzó a gestarse con la visita al Vaticano de Díaz-Canel en 2023 y que es fruto de la relación “franca, constructiva y respetuosa con el Vaticano y el Sumo Pontífice”. Todo ello, versión del régimen cubano

Retóricas aparte, y sabido que decisiones similares se adoptaron con motivo de los viajes de Juan Pablo II y Benedicto XVI a Cuba, esta es una buena noticia para los presos y sus familias. La cuestión es qué pasará con los 1500 detenidos por las protestas de hace cuatro años y con todos los injustamente detenidos, y qué les seguirá pasando a los que se atrevan a pedir libertad para Cuba. Si la Iglesia puede, y en la medida en que pueda, seguirá trabajando por su liberación. Pero eso no resta un ápice de injusticia a la atroz dictadura cubana.