J. L. RESTÁN | LÍNEA EDITORIAL

Monopolio de poder o la dictadura venezolana

El año 2001 se firmó en Lima la Carta Democrática Interamericana. Este documento de la OEA prevé que sus firmantes puedan denunciar la deriva dictatorial que pudiera producirse en alguno de los países firmantes. La oposición venezolana pidió a la OEA que activara la carta, pero el gobierno de Caracas se rebeló. Todo indicaba que la OEA daría un paso al frente a través de los catorce países, encabezados por México, dispuestos a debatir a fondo la situación venezolana. La iniciativa no solo fracasó ayer, sino que hoy el régimen ha hecho gala de su despotismo al ordenar la intervención de la Asamblea Nacional. El Tribunal Superior de Justicia anula la legitimidad democrática del órgano legislativo aduciendo razones de desacato. En democracia el legislativo no debe obediencia al Ejecutivo, sino al imperio de la ley.Maduro había sido investido con poderes especiales hace un par de días, al tiempo que se había retirado a los diputados de la oposición la inmunidad parlamentaria. Es posible que la OEA quisiera evitar males mayores, pero de nada ha servido.No se puede negar que en Venezuela el chavismo controla ya todas las instituciones del Estado, y cabe preguntar si el país camina hacia su cubanización definitiva. La gravedad del caso obliga a las instancias internacionales a pensar solo en el pueblo. Todo son preguntas, pero la más grave se refiere a la capacidad real de resistencia del pueblo venezolano, y al peligro de un temido baño de sangre del que llevamos meses oyendo hablar.

00:00

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

1 min lectura

Programas

Último boletín

18:00H | 23 OCT 2024 | BOLETÍN