Pensiones: más realismo y menos demagogia

El pleno del Congreso sobre las pensiones tan solo es el inicio de un debate sobre el futuro de uno de los pilares de nuestro sistema de bienestar, sin que ningún partido tenga la varita mágica para resolverlo. La solución tendrá que venir, forzosamente, de un gran pacto de Estado, cuanto más amplio, mejor.

El nudo del problema lo componen el bajo índice demográfico español, el aumento de las expectativas de vida y la escasez de las cotizaciones, debida a nuestro nivel de empleo y a los bajos salarios, a pesar del crecimiento de la economía. Además, debido al planteamiento actual del sistema, el valor medio de las pensiones de hoy está por encima del valor de las cotizaciones realizadas a lo largo de la vida laboral.

No existen soluciones milagrosas. Necesitamos generar más y mejor empleo, aumentar nuestros índices de natalidad, y seguramente cambiar algunos aspectos del sistema. Los expertos suelen decir que los niños que tendrán que mantener a los futuros jubilados, simplemente no han nacido aún, y lo que es más dramático, tampoco se les espera. Con este panorama, las soluciones habrá que buscarlas fuera del griterío callejero. Para eso está el Pacto de Toledo, el foro más adecuado en el que están representados todos los agentes sociales. Si del Congreso sale hoy, al menos, un impulso para reactivarlo, habrá valido la pena un debate nacido del oportunismo y de los deseos de acelerar el desgaste del gobierno.