El presidente de Brasil, al borde del abismo

La situación del presidente brasileño, Michel Temer, se ha vuelto insostenible. La escalada violenta de las manifestaciones en la calle y el goteo de deserciones de aliados políticos no parece que vayan a dejarle mucho margen. Temer se encuentra asediado por los escándalos de corrupción en su gabinete y por las grabaciones de sus conversaciones con un empresario cárnico, a quien animaba a seguir sobornando al entonces presidente del Congreso, hoy en prisión, que fue su máximo aliado en la moción de censura contra Dilma Rousseff. El presidente ha reaccionado de la peor forma posible, enrocándose y desplegando al ejército para atajar los disturbios en las calles. Pero todo eso le servirá de muy poco si el Tribunal Supremo Electoral falla finalmente contra de su partido por financiación ilegal en las elecciones de 2014, en una inoportuna vista para Michel Temer que comenzará el 6 de junio. En estas circunstancias parece claro que difícilmente podrá llevar a cabo el gobierno las impopulares pero necesarias reformas para estabilizar la economía. Las izquierda pide elecciones anticipadas, pero eso requeriría una mayoría de dos tercios imposible de alcanzar y tampoco sería esta ahora la solución que necesita Brasil. Solo un candidato con amplio respaldo puede continuar esas reformas y, lo que es más importante, serenar los ánimos para que las elecciones de octubre de 2018 se celebren en un ambiente normalizado.