La respuesta de la Iglesia al “espantajo” del laicismo

“Sacar a pasear” el espantajo del laicismo. Así es como el secretario general y portavoz de la CEE, César García Magán, calificaba esta semana la ponencia del Partido Socialista que propone la ruptura unilateral de los Acuerdos de España con la Santa Sede en materia de educación. 

El también obispo auxiliar de Toledo se pronunciaba en términos muy distintos cuando se le preguntaba por otras propuestas socialistas, como una X en la Declaración de la Renta para investigación, otra para lucha contra el cambio climático y una más para ayudar a las personas más necesitadas.

Resulta evidente que se trata de un debate artificial y forzado, pero al que la Iglesia se ve con cansina periodicidad obligada a entrar una y otra vez.

Cuarenta y cinco años después de la aprobación de la Constitución del 78, quedan todavía sectores ideológicos que pretenden negar a los católicos el ejercicio pleno de ciudadanía, cuestionando como privilegios el derecho de las familias a una educación integral para sus hijos, o la simple manifestación con naturalidad de la fe en el espacio público.

Frente a esta polarización, que convierte cualquier diferencia en ocasión de hostilidad, el presidente del episcopado español, Luis Argüello, reivindicaba al inicio de la Asamblea Plenaria celebrada esta semana por los obispos mayor “altura moral”, petición que hacía extensiva a “toda la sociedad".

Es la visión que, en particular, desde el Concilio, defiende la Iglesia católica para sociedades complejas y diversas como la nuestra, en las que grupos sociales de diferentes son llamados a colaborar, dando cada uno lo mejor de sí, al servicio del bien común.