Los Reyes Magos nos enseñan a mirar hacia lo alto

La hermosa tradición de los Reyes Magos inunda hoy toda España de ilusión. Han sido muchas las iniciativas que al hilo de la festividad de los Reyes se han volcado con los que más lo necesitan y, especialmente este año, con los afectados de la DANA. 

La celebración de la Epifanía del Señor queda explicada de manera muy precisa en ese gesto de verdadera caridad hacia quien lo ha perdido casi todo. Los Magos de Oriente emprendieron un largo viaje en busca del Rey que había nacido. Su peregrinación es también la de cada uno de nosotros, el arduo e incierto camino de la lejanía a la cercanía. Pero los Reyes que han llegado a nuestras vidas, nos introducen en un tiempo nuevo en el que debemos dejar a un lado la queja y el fatalismo. Los tiempos recios que nos ha tocado vivir no pueden ser una excusa para andar nosotros también cabizbajos y replegados sobre nosotros mismos. Los Magos nos invitan a tener los ojos fijos en el cielo y al mismo tiempo los pies sobre la tierra y el corazón postrado en adoración. La mirada siempre elevada hacia lo alto, la rodilla hincada ante un solo Señor: el Señor de la Historia, el corazón postrado y conmovido por el Dios que se ha hecho uno de nosotros, y, como buscadores de la Estrella, los pies dispuestos para llevar la Buena Noticia a todos los confines de la tierra y a cada uno de los hermanos que, por el motivo que sea, han perdido la ilusión y la esperanza.