Salvador Illa con el Rey Felipe VI
El respeto institucional que expresa esta visita debiera tener sus efectos prácticos
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Hacía nueve años que un presidente de la Generalitat de Cataluña no visitaba al jefe del Estado, el Rey Felipe VI. Ni Carles Puigdemont, ni Quim Torra, ni Pere Aragonés fueron a ver al Rey cuando fueron investidos. Según la portavoz de la Generalitat, el encuentro mantenido ayer entre Felipe VI y Salvador Illa se enmarca en un proceso de normalidad institucional. Pero ese proceso no debería quedarse en lo simbólico, debería conducir a una verdadera normalización de Cataluña dentro del marco Constitucional español.
El respeto institucional que expresa esta visita debiera tener sus efectos prácticos, pero es difícil pensar que Illa pueda desarrollar una política autónoma respecto de las exigencias de Esquerra Republicana, su socio preferente y beneficiario principal de las dádivas de Pedro Sánchez con tal de permanecer en el poder. Esa política tendría que asumir el modelo de articulación territorial según el título octavo de la Constitución, los principios de igualdad y solidaridad en materia económica y fiscal o las sentencias de los tribunales respecto al modelo de educación lingüística en Cataluña.
En definitiva, la voluntad de sumar que enarbola Illa como objetivo de su gobierno no casa con llevar adelante políticas complacientes con el independentismo ni con asumir su narrativa del conflicto. Aún está por ver la capacidad de liderazgo del nuevo President, pero el hecho es que depende de los votos de Esquerra.