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La Conferencia Episcopal de Venezuela ha hecho público un comunicado el día de San José en el que hace repaso de la dramática situación que atraviesa el país. Un país rico y con enormes potencialidades energéticas, que vive postrado por la voluntad política de un régimen cuya consigna es la de mantenerse en el poder.
La migración forzosa, el narcotráfico, la corrupción y la escasez marcan el día a día de un país cuyos ciudadanos no pueden tomar parte en la construcción del bien común. No hay posibilidad real de implicarse en el desarrollo social cuando se pasa hambre. El oficialismo, piden los obispos, debiera escuchar a los venezolanos, reconocer sus derechos de participación política y aceptar el resultado de la manifestación libre de la voluntad popular.
Mientras eso no llega, los obispos piden a los católicos que subrayen con más fuerza, si cabe, la dimensión social de la Fe cristiana. La intensa acción socio-caritativa de la Iglesia es muestra de la opción por los más desfavorecidos. Venezuela no puede perder más tiempo. El régimen es responsable del presente y el futuro del país, pero también lo es la oposición. El tiempo de las promesas pasó y los venezolanos exigen un cambio radical.