América Latina, la integración pendiente

Desde México hasta Chile, 2016 ha sido extremadamente interesante en América Latina. En Argentina, diciembre cierra con el anuncio del embargo de 663 millones de dólares a Cristina Fernández de Kichner y el inicio de su proceso por asociación ilícita. En Colombia, la firma del acuerdo de paz se rubrica con la ley de amnistía a las FARC. Ambas noticias, sumadas al triunfo de PKK en Perú, la destitución de Roussef en Brasil y la muerte de Fidel Castro en Cuba, marcan un proceso de cambio político que contrasta con lo sucedido en Nicaragua, y mucho más con el drama de Venezuela.América Latina sigue siendo el continente de la desigualdad y de los grandes contrastes. En México convive la industrialización con el subdesarrollo de las comunidades indígenas, la opulencia con el crimen organizado. Centroamérica sigue expulsando jóvenes y familias que escapan de la violencia, mientras la nueva administración Trump amenaza con deportaciones masivas.Los grandes capitales del mundo invierten en América Latina sin que la inclusión social llegue por la vía del empleo y sin conseguir que los Gobiernos de buena parte del continente inviertan en industrias nacionales capaces de procesar sus abundantes recursos naturales. Uno de los grandes dramas de América Latina es la falta de integración. En un mundo globalizado, los países latinoamericanos siguen sin encontrar una senda común que les permita situarse en el mundo y acometer unos problemas que no debieran convertirse en crónicos.