Barbarie de la ideología nacionalista

Bucha, una ciudad cercana a Kiev, se ha convertido en otro desgraciado ejemplo de hasta dónde puede llegar la barbarie humana. Las tropas de Putin, al abandonar esta localidad y otras cercanas a la capital de Ucrania, han segado cientos de vidas de civiles. En las últimas horas nos han sacudido las imágenes de hombres y mujeres, sobre todo hombres, asesinados a sangre fría, en algunos casos con las manos atadas a la espalda. Es difícil, si no imposible, explicarse cómo se puede tener la cruel cobardía de llevar a cabo una masacre de estas características contra personas indefensas. El mal siempre tiene una dimensión misteriosa.

Cada una de estas personas tenía un valor infinito. Solo la idolatría de la ideología nacionalista puede haberlas convertido en algo menos que cosas, en objetivo de una violencia genocida. Es el mecanismo que, desgraciadamente, hemos visto en el terrorismo, en el nazismo y en el estalinismo. En este caso, el sentido de la historia se identifica con el expansionismo ruso.

Es necesario que haya justicia para estas víctimas. Va a ser poco menos que imposible llevar a Putin y a sus colaboradores ante el Tribunal Penal Internacional, pero se deben encontrar otras fórmulas. Aun así, una sentencia condenatoria no será suficiente para hacer justicia a los asesinados. La exigencia de justicia para los vecinos de Bucha queda como una pregunta abierta que exige respuesta.