Madrid - Publicado el - Actualizado
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Rajoy no lo tendrá fácil. Está claro que la mano tendida del Gobierno de España a la Generalitat encenderá los ánimos de los dialoguistas y los rupturistas de cada uno de los extremos. Por eso el Presidente necesita mediadores que trabajen silenciosamente y que desde dentro sean capaces de ir generando un clima de confianza. Sin confianza no habrá acercamiento, y sin acercamiento no habrá encuentro. En este momento se necesitan apoyos, moderación, sentido común y altura de miras. Y por supuesto, en Cataluña se necesita transparencia y claridad.A tenor de los primeros movimientos el Presidente pretende adentrarse en la sociedad catalana para conocer cuál es el estado real de la cuestión, establecer un diálogo fluido con las fuerzas políticas no nacionalistas y entrar, poco a poco, en una dinámica de distensión con las gentes del Partido Democrático de Catalunya. Sería deseable que en este proceso el Gobierno contara con quienes, aunque no gozan de representación parlamentaria, siguen ostentando el difícil papel de la moderación en el seno del discurso catalanista.Sin lugar a duda el invierno será duro y el Gobierno tendrá que acallar muchas voces, también “de los de dentro”. Pero merece la pena si el oportunismo y el maximalismo resultan vencidos en bien de la concordia.