El círculo ya estaba cerrado

La exhumación de los restos de Francisco Franco de la basílica del Valle de los Caídos no cierra el círculo de la historia abierto con la Guerra Civil hace justo ochenta años. Ese metafórico círculo ya se cerró con la restauración de la democracia que fue posible gracias al espíritu de reconciliación, latente en todos los españoles, que supieron liderar el rey Juan Carlos y el presidente Adolfo Suárez tras la disolución de las últimas Cortes del franquismo. Fue cuando los recién legalizados partidos políticos tomaron la histórica decisión de superar el pasado con una ley de amnistía aprobada en octubre de 1977, que dio paso a una Constitución consensuada y respaldada por la inmensa mayoría del pueblo español. Pero desde la presidencia de Zapatero, el PSOE ha venido impugnando aquella gran aventura mediante una sectaria ley de memoria histórica. Ahora, el traslado de los restos de Franco se convierte en una operación electoral del PSOE denunciada incluso por sus socios de Podemos.

En todo caso la decisión de Sánchez, consumada en la antesala de las elecciones generales, viene precedida por una proposición del Congreso y avalada por el Tribunal Supremo. Está, pues, amparada por el Estado de Derecho. Lo lamentable es que el Gobierno no haya buscado un deseable acuerdo con la familia, tal como siempre auspició la Conferencia Episcopal Española. Ojalá que una vez producido el traslado, nadie caiga en la tentación proseguir con su explotación electoral, y España pueda afrontar sus verdaderos problemas en el marco de un espíritu de reconciliación crecientemente olvidado.