Madrid - Publicado el - Actualizado
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Pedro Sánchez aprovechó la oportunidad de plantear una moción de censura y ganarla, sin importarle necesitar para ello el apoyo de los que habían intentado un golpe de estado en Cataluña y de los herederos políticos de ETA. Ahora, en plena campaña electoral, usa el aval de estos mismos partidos para aprobar una serie de decretos-ley pensados para engrasar su campaña con el dinero de todos. Una campaña marcada por burdas mentiras, precisamente cuando se anuncia la constitución de una comisión dedicada a contrarrestar las noticias falsas. Esta mañana, en Herrera en COPE, el economista Daniel Lacalle, a quien se ha atribuido la intención del PP de recortar las pensiones, denunciaba que esa mentira se había urdido a pesar de que había dicho todo lo contrario.
Lacalle, como ha hecho la propia Comisión Europa, ha advertido que todo exceso de gasto, cuando no hay recursos para sostenerlo, conduce a un recorte de pensiones y de otras medidas sociales necesarias, como ya hizo el propio PSOE al congelarlas y rebajar incluso los sueldos de los funcionarios tras las alegrías despilfarradoras de Rodríguez Zapatero. En este sentido, los decretos aprobados ahora son una hipoteca para el futuro, algo que parece importar muy poco a Sánchez. Pero el diluvio que vendrá después no se refiere sólo a la economía. Es inquietante que el líder socialista no tenga escrúpulo alguno en apoyarse en quienes solo aspiran a destruir el Estado.