La expulsión de Nicolás Redondo
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La decisión del Comité Ejecutivo Federal del PSOE de expulsar al histórico dirigente Nicolás Redondo Terreros pone en evidencia la difícil relación de la actual dirección socialista con la crítica y con la libertad. Hace no muchos días destacábamos la clarividencia de Nicolás Redondo por defender el “abrazo fundacional del sistema de 1978” ante el riesgo de una amnistía a los condenados por el procés. Hoy debemos lamentar el abismo que separa al actual PSOE dirigido por Pedro Sánchez del socialismo que contribuyó decisivamente al consenso de la Transición. Una distancia que se incrementa por la pérdida de moderación y de sentido de Estado de Pedro Sánchez. Actitudes que están relacionadas con su debilidad parlamentaria, su deseo compulsivo de permanecer en el poder a costa de lo que sea y sus alianzas con la izquierda radical y con los independentistas vascos y catalanes.
Resulta sorprendente que el PSOE se haya ocupado del histórico dirigente socialista vasco cuando éste no ha dicho nada distinto de lo que han declarado el expresidente González, Alfonso Guerra y otros antiguos ministros socialistas. Justificar la expulsión de Redondo con el argumento del menosprecio a las siglas del partido implica no ver que lo que ha pretendido el íntegro socialista vasco es utilizar la autoridad moral del PSOE histórico para revalorizar su proyecto político. Esta expulsión va a provocar una gran desazón en una parte de la militancia del PSOE, la más consciente de su responsabilidad nacional. Purgar la disidencia y la libertad de expresión es propio de sistemas autoritarios e implica una evidente pérdida de calidad democrática.