Fascinación por un poder violento

"Varios sucesos recientes en el sur de Italia han puesto al país en alerta sobre el poder de atracción que, en pleno siglo XXI, genera la mafia sobre una parte de la adolescencia"

Nápoles, la tercera ciudad de Italia, vive un auge del turismo que ha cambiado la fisonomía de su centro histórico y la ha impulsado económicamente
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Escucha la línea editorial de la mañana del martes 12 de noviembre de 2024

José Manuel Nieto

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Varios sucesos recientes en el sur de Italia han puesto al país en alerta sobre el poder de atracción que, en pleno siglo XXI, genera la mafia sobre una parte de la adolescencia. Trágicas muertes de menores, como las ocurridas en las últimas semanas en Nápoles, son la punta del iceberg de una realidad cotidiana de absentismo escolar y violencia juvenil. La falta de perspectivas de futuro alimenta en algún caso el fenómeno. Es algo que por desgracia conocemos bien en España, con zonas como el Campo de Gibraltar, donde el narcotráfico se percibe a veces como salida al problema del desempleo. Pero hay también un elemento cultural imposible de ignorar.

La fascinación que sobre algunos jóvenes ejercen las bandas o el éxito de series como la que cuenta la vida de Pablo Escobar deberían despertar un debate serio sobre lo que se esconde detrás de estas propuestas. Es la glorificación del líder viril que obtiene lo que quiere, mujeres, coches o dinero, sin detenerse en miramientos sobre los medios para lograrlo. Sin ánimo de generalizar, tendencias similares se encuentran en la “música urbana” o en el discurso de algunos YouTubers de éxito, con mensajes descarnados de materialismo y hedonismo. No es posible, sin embargo, hablar con propiedad de una subcultura juvenil. Resulta obligado reconocer que estos valores están normalizados en los entornos en los que crecen hoy nuestros niños y adolescentes. Estamos ante un inmenso reto educativo, porque como decía San Agustín, “el hombre sigue siempre un atractivo vencedor”.

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