Una guerra que nos afecta a todos

La guerra en Ucrania es una “guerra híbrida”, en la que Rusia es experta. Supone el uso sistemático de desinformación, la instrumentalización de migrantes, la intervención con fake news en los procesos electorales de Occidente, como ya sucedió en Estados Unidos. El desafió a nuestros sistemas democráticos no va a ser externo sino interno. Y por eso en esta guerra todos somos protagonistas. Ya estamos recibiendo información falsa encaminada no solo a generar adhesiones a la causa rusa sino a destruir la confianza en nuestras instituciones. Desde Lenin, la militarización de la información ha sido habitual en la estrategia militar rusa. El actual régimen ruso conserva esta tradición.

El principal objetivo es romper la coherencia interna del sistema político, económico y militar del enemigo. Los instrumentos principales de la desinformación rusa son, tanto los medios de comunicación convencionales como Sputnik, como los ataques cibernéticos y trolls en redes sociales, que publican noticias falsas y las hacen virales. La presencia de varios millares de refugiados en la frontera entre Bielorrusia y Polonia, hace unas semanas, es un ejemplo claro de cómo se puede crear una situación de pánico ante una falsa amenaza. Más que nunca es necesaria una Europa unida, también militarmente. Pero, sobre todo, es necesario que el europeo que todos somos esté en pie. Y eso significa saber de quién nos podemos fiar, no tolerar que nuestro malestar se transforme cinismo o en pulsión destructiva. Es más necesario que nunca que haya capacidad crítica.