La guerra en Ucrania entra en una nueva fase

Tras el ataque de Ucrania sobre territorio ruso con misiles de origen estadounidense, la guerra ha entrado en una nueva fase. La escalada de tensión comenzó con la incorporación de soldados de Corea del Norte como aliados de Putin y se ha agravado tras el bombardeo ucraniano a un arsenal al otro lado de la frontera con Rusia. Este ataque, sin embargo, no dejó víctimas humanas ni ocasionó grandes daños materiales. La autorización concedida por Biden a Zelenski para lanzar misiles sobre suelo ruso —una medida que también están valorando Francia y el Reino Unido— ha incrementado exponencialmente la incertidumbre en la región.

El temor a la posible respuesta de Vladímir Putin es evidente. El Kremlin ha advertido que está dispuesto a responder con armas nucleares ante cualquier ataque sobre su territorio. Aunque esta amenaza nuclear no es nueva, sigue siendo difícil evaluar su verosimilitud. En cualquier caso, Estados Unidos, Italia, Grecia y España han decidido cerrar sus embajadas como medida de precaución extrema. Al mismo tiempo, los gobiernos de los países escandinavos han comenzado a instruir a sus ciudadanos sobre cómo actuar en un posible contexto de guerra.

En este escenario, todos los esfuerzos políticos y diplomáticos deben centrarse en evitar una espiral de violencia que sólo traerá más dolor y sufrimiento para miles de inocentes. Alcanzar una paz justa y sostenible en Ucrania, que respete su soberanía y la libertad, debe convertirse en la prioridad absoluta de la agenda política europea.