Las relaciones del Gobierno con la patronal no están en su mejor momento. Las negociaciones de la vicepresidenta y ministra de trabajo con los empresarios tienen como centro la reducción de la jornada laboral. Sánchez parecía mantenerse más o menos distante de las tensiones, pero hoy lo ha dejado claro: «sí o sí, habrá reducción de la jornada». Con la misma claridad se han expresado los empresarios. La CEOE no se levantará de la mesa de negociaciones a pesar de que el Gobierno, explica, Antonio Garamendi, está instalado en un monólogo. ¿No sería más lógico que fueran los empresarios y los sindicatos los que negociaran las condiciones de las jornadas laborales? ¿Dónde queda la iniciativa de las partes en un asunto relacionado con la libre iniciativa social?

El empresariado español lleva tiempo denunciando el rodillo gubernamental que la vicepresidenta Díaz enmascara bajo el velo del supuesto diálogo social. No tiene sentido, em un país como España, seguir tratando a los empresarios como usureros. Resolver a golpe de Decretos cuestiones que las partes conocen mejor que el Gobierno tiene tanto de afán de protagonismo como de incompetencia profesional. El empresariado no es enemigo de los trabajadores. Y estos pueden y deben negociar en libertad buscando acuerdos realistas. Este es el verdadero diálogo social.