Línea editorial COPE: La Babel del Congreso

En su discurso de toma de posesión de la presidencia del Congreso, la socialista Francina Armengol ya anunció que, a partir de ese momento, los representantes de Cataluña, Euskadi y Galicia podrían expresarse en sus respectivas lenguas vernáculas, incluso si el reglamento de la cámara no lo contemplaba.

La señora Armengol, que venía de la presidencia de Baleares, donde impuso el uso del catalán hasta en la sanidad pública, sabía lo que decía. Ya estaba acordado que las lenguas cooficiales en sus respectivas regiones lo serían también en el Congreso como parte de un pacto que vamos conociendo paso a paso, para que Pedro Sánchez sea investido presidente del Gobierno por segunda vez.

La sesión de ayer en el Congreso, en la que se estrenó esta modalidad que rompe con siglos de tradición parlamentaria y, en cierto modo, con la praxis constitucional, vino a escenificar ese pacto, en el que pierden relieve los elementos de cohesión entre los españoles, también el idioma común.

A esta situación no se ha llegado por una necesidad real ni por un gran acuerdo nacional, sino por la desesperada busca por Sánchez de los votos de los separatistas para asegurarse su reelección.

El camino hacia la amnistía, que es el núcleo de las concesiones de Sánchez, queda así abierto del todo, como tendremos ocasión de verificar en las próximas semanas y como ya ha anunciado el líder de ERC, Oriol Junqueras, sin que nadie le haya desmentido.