Línea Editorial COPE: Benedicto XVI, un legado todavía con mucho futuro

A un año de la muerte de Benedicto XVI, el Papa Francisco ha tenido palabras y gestos de recuerdo a su predecesor, de quien ha destacado que sirvió a la Iglesia con “amor” y “sabiduría”. Se ha conocido también algún texto inédito de Joseph Ratzinger, que muestra la lucidez de su pensamiento teológico hasta el mismo momento de su muerte.

Ratzinger ha sido recordado en este primer aniversario como gran intelectual, pero sobre todo por su profunda sensibilidad espiritual que le permitió presentar como nadie a la sociedad contemporánea la belleza y actualidad del acontecimiento cristiano.

El Concilio Vaticano II se propuso intensificar el diálogo con la cultura de hoy, y Benedicto llevó este reto a sus más altas cumbres. Cierto que su invitación al diálogo fue a menudo ignorada.

Algunos han visto en esta indiferencia un fracaso, pero uno de sus más estrechos colaboradores ha puntualizado estos días que Joseph Ratzinger nunca fue tan “ingenuo como para esperar una rápida respuesta favorable”.

En primer lugar, hubo grandes figuras intelectuales que sí recogieron la invitación a ese diálogo fe-razón.

Otros, por el contrario, caricaturizaron la obra de Ratzinger como condena al mundo contemporáneo, cuando justamente su pensamiento se caracteriza por ensanchar los límites de la razón y aporta una solución al problema de la fragmentación y pérdida de sentido de la existencia humana, rasgo de la posmodernidad que no solo no contribuye, sino que amenaza las conquistas de la razón. Se trata en definitiva de un impresionante legado, destinado a sobrevivir largamente a su autor.