Línea editorial COPE: El Gobierno entra en Telefónica

La decisión del Gobierno de convertirse en el accionista mayoritario de Telefónica es un mal mensaje para la economía española. Es una medida que hay que relacionar con actuaciones anteriores de toma de control o de incremento de participación en empresas como Indra, Enagas o Red Eléctrica. Es obvio que la decisión está relacionada con la entrada de capital saudí en una de las empresas estratégicas de España. De esta forma se piensa contrarrestar su influencia estableciendo una alianza con el núcleo duro de la Telefónica formado por La Caixa y BBVA. Pero el Gobierno tiene en sus manos otros mecanismos políticos y legales para proteger a la compañía principal de telecomunicaciones española que, por cierto, tiene una importante inversión en medios de comunicación a través de la publicidad y el patrocinio que ahora se podría ver afectada.

Lo que demuestra la historia reciente de la intervención de la Administración en las empresas privadas es que las empresas que subordinan sus objetivos a criterios políticos tienen más riesgo de fracasar, como ocurrió con las Cajas de Ahorro. Si la operación se hubiera establecido con una serie de condicionamientos temporales, no crearía tanta incertidumbre ni levantaría tanta sospecha.

Pero con la falta de trasparencia que caracteriza las decisiones de Sánchez, mucho hay que temer que la pretensión de intervenir en las empresas del Ibex y de copar las Instituciones del Estado afecte decisiviamente al sistema económico y a la calidad de nuestra democracia. Además, coloca a España bajo la sospecha los organismos de control europeos y de no pocas instituciones internacionales.