Línea editorial COPE: Preservar la convivencia, construir el futuro

No debemos perder de vista que es la política de Pedro Sánchez, sus cesiones y pactos con quienes han atentado contra el orden constitucional, quien ha tensionado peligrosamente la convivencia en España.

La democracia garantiza la participación de la ciudadanía mediante la expresión pública de sus juicios y opiniones políticas. De hecho, uno de los indicadores de salud democrática es, precisamente, la expresión y manifestación libre de los ciudadanos.

Por eso es totalmente legítimo que quienes rechazan la erosión del Estado de Derecho, como ha denunciado el CGPJ, manifiesten su protesta, también en la calle. Así lo ha hecho la inmensa mayoría estos últimos días en diversas ciudades españolas.

El problema reside en que una minoría violenta pretende instrumentalizar esa protesta. Los adoquines, las barricadas, la provocación y la violencia no son propios de la democracia.

El desacuerdo y la subversión son dos cosas muy distintas. Hará bien el Gobierno en funciones en distinguir entre unos y otros porque no es propio de un gobernante democrático tachar de golpismo cualquier muestra de disenso político.

Por otra parte, para evitar la instrumentalización y la violencia, es necesario que la protesta cívica sea ejemplar en sus formas y planteamientos, evitando atizar el fuego de la discordia. Una primera forma de serenar los ánimos sería ubicar las manifestaciones al margen de las sedes de los partidos y de las instituciones y no alimentar una espiral de violencia verbal.

El momento es grave y requiere una implicación activa de la sociedad civil de manera respetuosa y pacífica, porque se trata precisamente de preservar nuestra convivencia y nuestro futuro en paz y libertad.