Línea editorial: "El deterioro ferroviario en España"

Durante los días pasados se han ido acumulando una serie de informaciones sobre hechos que ponen de manifiesto el deterioro ferrovario español. Un deterioro que está causando graves perjuicios a los usuarios de este servicio público esencial.

Si por algo se ha caracterizado España en las últimas décadas ha sido por las relevantes inversiones de los distintos gobiernos de la democracia en el mapa ferroviario, que convirtieron a España, con el trazado de la alta velocidad, en uno de los países punteros en estas infraestructuras. Un desarrollo notable de unos servicios que ha contribuido no sólo a la modernidad del país sino al despegue del turismo, una de las princiaples fuentes de la riqueza nacional.

Los problemas habituales en cercanías y en la media distancia, la insuficiencia de conexión que sufren algunas Comunidades Autónomas como Extremadura, o los fallos de seguridad para los pasajeros, ponen en evidencia el grave problema de la gestión ferroviaria que tiene el Gobierno de Pedro Sánchez.

Un presidente que ha puesto la cartera ministerial competente en manos de un ministro, Oscar Puente, que se caracteriza por su facilidad para la bronca pública a través de las redes sociales y por sus declaraciones fuera de tono. En vez de preocuparse por solventar las deficiencias en la calidad del servicio ferroviario, incluyendo la posibilidad de una sana competencia entre las operadoras de la alta velocidad, el ministro de Transportes y Movilidad Sostenible tiene la costumbre de mirar para otro lado o de responsabilizar a terceros. Todo menos asumir las consecuencias de lo que es su competencia.