Línea Editorial: Memoria de Barcelona y Cambrils
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La memoria de los atentados terroristas de Las Ramblas y Cambrils debe reconocer que el protagonismo es de las víctimas, a las que la sociedad entera debe un obligado recuerdo y una sentida oración. El dolor y la reflexión sobre la maldad humana y la ceguera ideológica deben centrar estas jornadas de recuerdo de los atentados. Ha pasado un año desde que una furgoneta conducida por el nihilismo aterrador de una ideología ciega para la humanidad arremetiera contra las personas que plácidamente transitaban por Las Ramblas barcelonesas. Un atentado terrorista perpetrado por un yihadismo que demanda de la política y de la sociedad unidad de criterios, firmeza institucional y cooperación internacional en la lucha contra la nueva barbarie.
Muchos son los días para expresar la discrepancia política, pero pocos para demostrar que la respuesta al terrorismo debe ser unánime en quienes han apostado por construir una sociedad desde el respeto a la dignidad de las personas. Una unidad que en la España de hoy está representada de forma ejemplar por el Rey Felipe VI, que encarna los valores contra los que han querido atentar los terroristas. Cualquier uso partidista de la memoria de las víctimas repugna a una conciencia éticamente responsable.
Como ha pedido en una nota a sus fieles el arzobispo de Barcelona, cardenal Juan José Omella, roguemos al Señor para que quienes causan el terror con atentados y guerras conviertan sus pensamientos y acciones en caminos de diálogo y paz.