Madrid - Publicado el - Actualizado
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Daniel Ortega pierde apoyo en sus filas. La unidad de su Gobierno nicaragüense podría resquebrajarse y de esto dan prueba los movimientos, discretos pero firmes, de personas procedentes de las filas del sandinismo histórico que van alejándose poco a poco.
Pero Ortega no está dispuesto a facilitar la convocatoria de elecciones para salir de la crisis. Ha optado por aferrarse al poder e impedir cualquier salida negociada y pacífica a una situación política que podría acabar violentamente. Los nicaragüenses saben de esto. Lo ha denunciado un ex Magistrado del Tribunal Supremo, militante sandinista histórico, a través de una Carta pública. La dictadura de Somoza, la insurrección sandinista y la guerra civil son parte de una historia sufrida hace cuarenta años, a la que los nicaragüenses no quieren regresar. Por eso, aunque los disidentes tengan pocas esperanzas, sigue habiendo posibilidades de retomar un diálogo nacional.
Las denuncias del Ex Magistrado Solís Cerca podrían ser, como ha dicho el obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, una oportunidad para rectificar. De hecho, si se convoca de nuevo al diálogo nacional, la Iglesia aceptaría la mediación. No se trata de dar aire al Gobierno de Ortega a través de una salida negociada, se trata de una necesidad humana como es la de evitar una tercera guerra civil entre nicaragüenses.