Una nueva oportunidad para Europa

La guerra de Ucrania se está convirtiendo, desgraciadamente en una copia de la guerra de Siria. Las tácticas militares de Moscú son ya idénticas a las que se utilizaron en el asedio de Alepo. Esta guerra ha sido presentada por Moscú como una operación especial de pacificación. Como si no existiese la verdad. En esta guerra de invasión, Putin considera a los muertos, a los refugiados y a los desplazados internos como una anécdota, lo que cuenta es su proyecto abstracto y disparatado. Lo que tanto nos horroriza de lo que está haciendo Putin es un salto en el desarrollo de una ideología, en este caso el nacionalismo. El mecanismo es el de todas las ideologías: la realidad, la dignidad de las personas, el valor de la vida, son sustituidos por una idea, por la idea de recuperar la Gran Rusia. Desgraciadamente este mecanismo ideológico ha sido frecuente desde comienzos del siglo XX. En nombre del paraíso socialista, del nacionalismo o del progreso, se han justificado atrocidades como las que nos espantan estos días.

La guerra, paradójicamente, parece haber dado una nueva oportunidad a Europa. No solo para organizar su defensa, para recuperar los vínculos atlánticos, para cuidar los sistemas democráticos, para reaccionar con unidad ante el desafío de Putin. Es una nueva oportunidad para recuperar elementos que son propios de su identidad. El sufrimiento de los ucranianos ha despertado en nosotros dimensiones humanas que teníamos atrofiadas.