La obsesión de Putin

Las informaciones de las últimas horas sobre una posible guerra en Ucrania son contradictorias. Mientras los rusos aseguran que están retirando tropas de la frontera, los servicios de inteligencia muestran lo contrario. En un conflicto hay elementos económicos, militares y geoestratégicos, pero también personales. Putin está personalmente obsesionado con la idea de que los estadounidenses y los europeos le engañaron. Tras la caída del Muro de Berlín, prometieron a los rusos que la Alianza Atlántica no crecería hacia el Este, que ni siquiera la antigua Alemania Democrática, la Alemania comunista, quedaría bajo el paraguas de la OTAN. Putin está obsesionado con una conversación de 1990 en la que el entonces secretario de Estado de EE. UU., James Baker, prometió supuestamente que la OTAN no se extendería.

Las negociaciones diplomáticas continúan, pero cada vez es más complicado para Putin echar marcha atrás. Ha montado todo este lío para que Ucrania no entre en la OTAN y ahora permitirlo significaría un severo descrédito. Para mantener la cabeza alta, Putin puede proclamar la independencia del Donbás, la región oriental de Ucrania controlada por milicias rusas. En realidad, Putin ya ha conseguido mucho: ha conseguido que Estados Unidos le tome en serio, que China le apoye. Esperemos que las negociaciones diplomáticas permitan encontrar una solución que no sea ceder ante Putin, pero que permita al ruso mantener la cabeza alta