Pactar con Bildu ya no es tabú

El apoyo de Bildu al PSOE en esta legislatura ha empezado a dejar de ser el pacto desconocido y “encapuchado” como lo definió Feijóo. La decisión del Partido Socialista de Navarra de entregar el Ayuntamiento de Pamplona a Bildu mediante una moción de censura a la alcaldesa de UPN, es la primera de las cesiones socialistas a una formación a la que el ministro Óscar Puente acaba de calificar como “partido democrático progresista”. Esa es la valoración que hace el Gobierno de quien es heredero político de ETA, no colabora para que se esclarezcan sus asesinatos, continúa organizando homenajes a etarras y no ha pedido perdón a sus víctimas. Tan local es este pacto de Bildu con el PSOE como nacional, es el apoyo de la formación abertzale para que Sánchez se mantenga en el poder.

Una vez más, el PSOE demuestra que su palabra y sus promesas duran hasta que cambian sus intereses. La ministra de Inclusión, Elma Saiz, cuando era candidata a la alcaldía de Pamplona, el pasado 16 de mayo, rechazó en COPE un futuro pacto con Bildu en ese consistorio diciendo: “no, rotundamente, no”. El propio Pedro Sánchez, durante el debate de investidura, recordaba al diputado de UPN, Alberto Catalán, que su partido gobernaba gracias a que el PSOE no le daba sus votos a Bildu. Poco tiempo ha pasado para que Pedro Sánchez cambie de criterio y le entregue el ayuntamiento de la capital navarra a Bildu.

En una notable reacción, el expresidente de Aragón, Javier Lambán, ha lamentado “que los herederos de ETA vayan a hacerse con la alcaldía de Pamplona” y ha reconocido la desolación que le produce que lo hagan de la mano de los socialistas de Navarra. Pero sentarse con los herederos de ETA ya no es un tabú para el PSOE de Sánchez. Como tantas cosas.