Un Pacto de Estado sobre el agua

Como venimos poniendo de manifiesto hoy a lo largo de toda nuestra programación, la sequía supone hoy una seria amenaza para varias regiones españolas. Durante el último siglo, más de la mitad de los años han sido secos o muy secos. La Generalitat de Cataluña ha actividado un plan de emergencia que implica restricciones de consumo para más de seis millones de personas. Andalucía, Castilla-La Mancha y Levante se encuentran en situaciones que posiblemente obligarán a una serie de restricciones en las próximas semanas. La media de las reservas de agua en nuestro país está al 50,8 por ciento de la capacidad de almacenamiento. Salvo en Galicia y en Canarias, no es previsible que las lluvias previstas para las próximas semanas puedan paliar un problema agravado por los efectos del aumento generalizado de temperaturas.

La carencia de agua tiene un importante impacto en sectores clave de la economía, como el turismo o la agricultura, además del problema abastecimiento doméstico. El Gobierno de España no se puede mantener al margen de una emergencia que trasciende a las comunidades autónomas afectadas, entre otras razones porque es obligado activar los mecanismos de solidaridad regional con un Plan Hidrológico para el medio y largo plazo. La respuesta para el mundo agrícola pasa por los trasvases y la regeneración de agudas residuales. Además de potenciar las plantas desaladoras y de exigir a los ayuntamientos inversiones para mitigar las pérdidas en las redes de abastecimiento. Estas medidas deberían formar parte de un Pacto de Estado del agua que incluya un proyecto de educación de la conciencia ciudadana sobre el uso responsable de un bien tan escaso como necesario, el agua.