Pactos de Estado, la realidad y el deseo

Según el CIS, la inmensa mayoría de los españoles considera que los partidos tienen la obligación de alcanzar pactos de Estado para abordar las materias clave de la política nacional y acabar con la crispación política. Queda en el aire una pregunta que el CIS no hace: si el Gobierno tiene capacidad para dialogar con la oposición y, sobre todo, si los dos partidos que lo forman desean alcanzar este tipo de acuerdos. El gran problema es que Sánchez ha llevado al PSOE a dejar de ser un partido con sentido de Estado, porque ha basado su estabilidad en la alianza con los mayores enemigos de ese Estado, como Bildu y ERC.

El esperpento de "Pegasus" y la destitución de la directora del Centro Nacional de Inteligencia, Paz Esteban, han puesto de manifiesto este drama de la política española. Sánchez ha convertido un problema político con uno de sus socios en un problema de Estado, desprestigiando a una institución como el CNI, que debe velar por su defensa. El presidente ha perdido toda fiabilidad, y ha mostrado abiertamente el mal de origen de toda la legislatura. Claro que los pactos de Estado son deseables, e incluso urgentes, pero cabe preguntar si son posibles con un presidente desacreditado, que prefiere pactar con los antisistema antes que con las fuerzas constitucionales.