Madrid - Publicado el - Actualizado
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El Primer Ministro japonés, Shinzo Abe, y Barack Obama visitan hoy Pearl Harbor, la base naval norteamericana en Hawai que Japón atacó hace ahora 75 años, en diciembre de 1941. El acto tiene un alto contenido simbólico porque el ataque precipitó la entrada de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, un conflicto sin el que sería imposible explicar el siglo XX. La visita conjunta hay que interpretarla también dentro del marco de alianzas geoestratégicas que Estados Unidos ha buscado durante la segunda mitad del siglo pasado y el principio de éste, para contrapesar la influencia de China en el mundo.Pero Pearl Harbor es sobre todo un lugar para la memoria y para rendir homenaje a las víctimas de los dos bandos de la Guerra, igual que hizo Obama en su visita a Hiroshima hace un año. El Primer Ministro japonés lo subrayó, también el año pasado, al visitar el Memorial de la Segunda Guerra Mundial en Washington, cuando, con profundo arrepentimiento por lo sucedido rezó por las almas de los americanos que murieron en la Guerra. Si algo nos enseña Pearl Harbor es a mirar con verdad a la historia, algo que resulta imprescindible para entender quiénes somos y cuáles son las raíces antropológicas de los totalitarismos que asolaron el siglo XX, con el objetivo de no volver a sucumbir jamás ante ellos.