Residencias de ancianos: no perder el tiempo
Según las últimas cifras facilitadas por las comunidades autónomas, han sido 19.440 los ancianos fallecidos en estas residencias, ya sean públicas, privadas o concertadas
Madrid - Publicado el - Actualizado
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A estas alturas es obvio que se han cometido muchos errores en la gestión de la pandemia del COVID, lo cual alimenta las controversias políticas y jurídicas, como la que se ha abierto, con tintes ideológicos, sobre la tragedia que ha afectado a las residencias de ancianos en toda España. Según las últimas cifras facilitadas por las comunidades autónomas, han sido 19.440 los ancianos fallecidos en estas residencias, ya sean públicas, privadas o concertadas. Una cifra tremenda que ha puesto en evidencia la vulnerabilidad de estos centros por falta de los medios adecuados para hacer frente a una situación de emergencia como la que hemos vivido, así como la situación de colapso sanitario vivida al comienzo de la pandemia.
Lo primero que podemos exigir a las autoridades competentes, en especial a la Vicepresidencia social asumida por Pablo Iglesias, es que se dispongan los medios adecuados para que no vuelva a ocurrir esta tragedia. Tirarse los trastos a la cabeza entre Gobierno y Comunidades Autónomas no es solo una pérdida lamentable de tiempo, sino una irresponsabilidad. No solo hay que dotar a las residencias de los medios indispensables para atender a sus ancianos, sino que tendrá que establecerse un mecanismo eficaz de relación con los centros hospitalarios, con criterios en los que quede clara la dignidad de los mayores y su derecho a ser atendidos en condiciones de igualdad.
Por otra parte, toda la sociedad debe tomar conciencia de que las residencias no pueden convertirse en aparcaderos de personas a las que se excluye del mundo. Reconocer el protagonismo y la centralidad de los mayores en nuestra vida social es la primera medida de protección frente a su vulnerabilidad.