Responder a la emergencia y evitar la dependencia

En línea con lo que ha venido diciendo el Papa Francisco, el Secretario de la Conferencia Episcopal explicó ayer con gran claridad y matización que es urgente atender a la necesidad perentoria de mucha gente en estos momentos, pero que eso no debería significar establecer una suerte de subsidio permanente que retirase del horizonte del trabajo a amplias franjas de la población.

Atender a las necesidades básicas con la fórmula técnica que se arbitre es urgente para buena parte de la población, que ya estaba en situación de extrema vulnerabilidad o que se ha visto golpeada por la pandemia y ha perdido su empleo. Pero que grupos amplios de ciudadanos vivan subsidiados de manera permanente no es un horizonte deseable ni para ellos ni para el bien común.

Mons. Luis Argüello explicó que es decisivo que las personas puedan ejercer sus capacidades a través del trabajo, un aspecto que debemos valorar especialmente en un momento en que las máquinas ocupan cada vez más espacio y el trabajo corre el riesgo de ser minusvalorado en el escenario de la economía global.

Los instrumentos de inserción social, que la Iglesia siempre ha apoyado para rescatar de la precariedad y el descarte a tantas personas, deben orientarse a que puedan contribuir al bien común a través de su propio trabajo, que es además fuente de relaciones y de construcción de la propia persona. Algo muy distinto a generar una dependencia permanente que tendría efectos muy negativos desde todos los puntos de vista.