Madrid - Publicado el - Actualizado
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La situación en Venezuela está llegando a límites insostenibles. El estado de excepción decretado por Maduro choca con la presión social y la movilización de la oposición. Sus líderes visibles en la calle, Capriles y Ramos Allup, han asumido el liderazgo del referéndum revocatorio y están dispuestos a llegar hasta el final. La gravedad es tal que por primera vez en años la Organización de Estados Americanos, a través de su Secretario General, ha decidido intervenir. Luis Almagro, excanciller de Uruguay, ha respondido a las habituales bravatas de Maduro, que le acusaba de traidor y agente de la CIA. La sustitución del anterior Secretario de la OEA, José Miguel Insulza, extremadamente condescendiente con Maduro, ha indignado al chavismo. Y el dictador, en palabras de Almagro, se ha revuelto.Venezuela necesita salir de esta situación y con toda seguridad hay una institución con legitimidad más que suficiente para mediar y evitar que la confrontación social explote. La Iglesia católica, como hoy recuerda el Foro de Laicos de España, debe y puede prestar este servicio. A Maduro le toca aceptar la fuerza de los hechos y dejar que poco a poco las instituciones políticas y sociales del país vayan recuperando el protagonismo arrebatado. Solo de este modo podrá frenarse un final que, en caso contrario, se vislumbra fatal.