El epidemiólogo Juan Martínez asegura en COPE que "lo peor de la quinta ola en Madrid está todavía por llegar"

Los expertos advierten de que lo peor de la quinta ola de contagios en Madrid está aún por llegar. Algo que empezaremos a notar cuando acaben las vacaciones y los madrileños vuelvan a casa de sus zonas de descanso donde ahora está disparada la incidencia.

De momento, la comunidad aguanta la embestida de esta nueva oleada. La elevada incidencia, que roza los 700 casos, no se está traduciendo ni en el número de hospitalizaciones, ni en el de víctimas. Ayuda, sobre todo, la vacunación: más del 60 por ciento de los madrileños ha recibido la pauta completa y cerca del 80 ha recibido al menos una dosis. Pero también, el hecho de que Madrid no sea un destino vacacional, sino todo lo contrario. Son los madrileños quienes están viajando a zonas que se encuentran en peor situación, lo que podría provocar un estallido de contagios a su regreso.

Es lo que se conoce como el 'efecto pendular' de la pandemia. Juan Martínez, epidemiólogo y ex Director General de Salud Pública de la Comunidad asegura que "durante esta primera mitad del mes de julio se están produciendo más contagios en las zonas turísticas, como las costeras", algo que puede revertirse una vez estas personas regresen a sus ciudades de origen. Y pone el ejemplo de Madrid. "No vamos a ver mejoría. Lo peor, claramente, en la Comunidad de Madrid está por llegar en los próximos días".

La previsión de este epidemiólogo es que tras una breve mejoría a finales de agosto, fruto de las nuevas restricciones, la escalada de contagios vuelva a repetirse en septiembre. "En septiembre, veremos lo que se hará llamar la sexta ola, que tendrá que ver también con la vuelta a la presencialidad en los colegios y en las oficinas". "Todavía queda pandemia para rato", explica.

Mucha culpa de estos repuntes tiene la variante delta. "Estamos viendo en los hospitales personas vacunadas con una dosis. La vacunación o es completa o no inmuniza".

Para Juan Martínez, un asunto crucial es reducir la transmisión entre los jóvenes, no sólo porque también ellos pueden acabar en las UCI, sino porque más tarde o más temprano acabará afectando a personas mayores. "La efectividad de las vacunas es, como máximo del 95%. Por tanto, siempre va a quedar un pequeño porcentaje de gente que, aún vacunadas, no va a estar protegida".