Las familias del Unamuno piden la paralización de una cocina fantasma pegada al colegio
El establecimiento industrial de comida a domicilio cuenta ya con licencia de obra y tendría doce cocinas y cuatro chimeneas, pared con pared, con este colegio de Delicias
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El CEIP Miguel de Unamuno y sus 900 alumnos fueron de los primeros que se sumaron en Madrid al fenómeno imparable de la revuelta escolar, que defiende entornos escolares más seguros y saludables. Toda una paradoja con la realidad acuciante que viven padres y madres con la polémica apertura, en breve, de una macrococina industrial fantasma justo al lado del centro educativo.
Noelia, una de las indignadas y preocupadas madres de la Asociación de Familias de este colegio próximo a Legazpi donde estudian sus dos hijos pequeños, describe a COPE un paisaje surrealista, pero real por desgracia para estas familias: “Nuestra profunda preocupación viene determinada por varios motivos, el primero la peligrosidad que entraña este tipo de negocio. Son 24 hornos, doce cocinas de gas, generadores eléctricos para doce neveras. Además están las cuatro chimeneas, ubicadas a la misma altura que el patio de infantil (niños de 3 a 5 años) y a escasos 25 metros de la mayor parte de las ventanas del colegio. Por supuesto hay que tener un incremento considerable del tráfico. Se espera el paso de 470 vehiculos diarios, que tendrán que bordear todo el perímetro del centro por el sentido actual de las calles.”
Las familias del colegio Miguel de Unamuno piden al Ayuntamiento de Madrid “la paralización de la licencia de obra y el cambio de ubicación de esta cocina industrial”.
En los últimos tiempos y al socaire de la pandemia, ha proliferado este tipo de negocios de comida a domicilio pero a nivel industrial, mastodóntico, en diversos barrios de la capital.
Desde la Asociación de Vecinos Pasillo Verde-Imperial, su presidenta, Maite Gómez, avisa: “las cocinas fantasma son una amenaza muy real para la ciudad de Madrid. No solo por los gases y ruido que generan, también por el tránsito de vehículos que surge alrededor de estas cocinas industriales. Desde la gente que compra la comida para llevar a casa hasta los proveedores y los mensajeros que la transportan. Se necesita urgentemente una nueva legislación que aborde este problema y que trate a estas cocinas fantasma como lo que son: una unidad industrial. Por ello, debe exigirse una evaluación de impacto ambiental para saber dónde pueden ubicarse estas cocinas y dónde no”.