Los paseos en barca se triplican en el lago de la Casa de Campo
La renovación de la mitad de las barcas y el declive del covid han animado a madrileños y turistas
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Con mucha fuerza han vuelto los paseos en barca al lago de la Casa de Campo. Se han triplicado los usuarios. Hay más de 20 barcas nuevas, procedentes del estanque del Retiro, y se espera además una segunda flota para este año. Todo el embarcadero se ha renovado con nuevos pantalanes de PVC.
Lo malo es que algunos fines de semana, el lago se queda pequeño entre barcas de recreo, piraguas y tablas de paddle surf como nos cuenta Carlos, operario del embarcadero.
“Se juntan varios monitores con grupos de chavales y con los usuarios de las barcas de recreo y casi no te puedes ni mover. El embarcadero se queda pequeño. Antes, los días laborables lo mismo salían solo catorce barcas y hay días ahora en que se alquilan más de cincuenta”, apunta Carlos, un simpático y colaborador operario con ganas de hablar (cosa que siempre se agradece).
Carlos pide al Ayuntamiento más personal por la mañana porque ahora que hay más usuarios que nunca han pasado de ser seis trabajadores a cuatro y no dan abasto. También denuncia el vandalismo nocturno (remos tirados en el agua y ataques a las instalaciones) y pide más control.
Para las decenas de deportistas de la escuela de piraguismo, que lleva años en el lago, lo malo es que tantas barcas provocan oleaje.
“Hay más inconvenientes que ventajas a la hora de subirse aquí en piragua. El lago se ha quedado pequeño. Está muy bien para iniciarse pero no para prepararse para competir porque no da mínimos de distancia. Además tantas barcas de recreo levantan muchas olas y el agua está muy movida. Ya no digamos si además hay viento”, nos comenta Ángel, que lleva desde los años setenta en el lago, reparando las piraguas que van perdiendo su vigor.
6 euros entre semana, 1.80 mayores de 65 años y 8 euros fines de semana 45 minutos de paseo en barca con capacidad para cuatro personas. Son unas tarifas asequibles para pasar un rato muy agradable en el corazón de la casa de campo y, de paso, hacer un poco de ejercicio.