La sencilla idea de un madrileño para combatir la grave carestía de respiradores
Se trata de un prototipo que proporciona oxígeno desde una sola toma a dos pacientes a la vez
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La crisis sanitaria que estamos viviendo está haciendo que aflore todo el ingenio y la creatividad del mundo. Los españoles hemos sido capaces de transformar unas gafas de bucear en respiradores artificiales y hasta de hacer mascarillas sanitarias con unos portafolios.
La última creación viene abalada por el Hospital Ramón y Cajal y por el Colegio de Ingenieros Industriales de Madrid. Se trata de un prototipo que proporciona oxígeno desde una sola toma a dos pacientes a la vez. Entre sus múltiples ventajas destacan dos por encima de todas. La primera, que permite duplicar el número de personas atendidas. La segunda, que se fabrica con materiales muy sencillos que hay en todos los hospitales.
Uno de sus creadores es Nacho Narváez, director de ingeniería del grupo Vithas. Tanto él como su equipo empezaron a trabajar duro el pasado 20 de marzo, dándole vueltas al ingenio y la creatividad para subsanar el grave problema de suministro de tomas de oxígeno para pacientes ingresados que empezaba a haber en prácticamente la totalidad de los hospitales de Madrid por culpa del coronavirus.
Tal y como nos ha explicado a Cope, empezaron a trabajar “como en la película de Apolo XIII”. Es decir, que el reto que se propusieron fue “conseguir, con los materiales de que disponemos normalmente en un hospital, ser capaces de resolver la situación”. Es decir, “dar una solución rápida y muy funcional con lo que hay en un taller de ingeniería de cualquier hospital”.
Y lo han conseguido porque para fabricarlo sólo se necesita una “Y” esterilizada o, en su defecto, una “T”, latiguillos estándares que respondan a medidas internacionales y elementos básicos para garantizar la unión entre piezas, caudalímetros individuales y, si es posible, una válvula antirretorno antes de la mascarilla.
El dispositivo ya se ha probado con éxito en tres hospitales. Según Nacho Narváez, la alegría que se siente cuando se comprueba en la práctica que lo que se ha diseñado sobre el papel funciona de verdad es indescriptible. Aunque reconoce que él ya sabía que iba a funcionar desde que vio el diseño inicial: “hubo algo que me dijo que eso iba a funcionar, no sabría explicar el qué, la aplicación tenía muy buena pinta y yo me decía a mí mismo esto tiene que funcionar”.
El éxito conseguido supone para él “una satisfacción tremenda” y, a la vez, “una responsabilidad y una urgencia de ponerlo en conocimiento lo antes posible del mayor número posible de hospitales y de clínicas”. Y recuerda que no se habría conseguido sin el enorme esfuerzo que han hecho todos sus compañeros: “Nosotros siempre decimos que si quieres ir rápido ve solo, pero si quieres llegar lejos ve en equipo”. Y ellos tienen muy claro que quieren “llegar muy lejos para solventar la situación de nuestros pacientes y de todos los pacientes a los que podamos llegar lo antes posible”, concluye.