Una década del Bachillerato de Excelencia en Madrid: "me ha cambiado la vida"
Los estudiantes defienden el modelo educativo, pionero, que sigue consolidándose y que ya se cursa en 17 centros públicos de la comunidad.
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En el IES 'San Mateo' no suena el timbre que marca el cambio de clase. Suena música clásica.
Al entrar por las puertas del centro, el primero de los 17 que comenzó a impartir el Bachillerato de Excelencia en la Comunidad de Madrid, uno se da cuenta de que las cosas son distintas. Aquí se congregan las mentes más brillantes, los mejores estudiantes de Madrid, pero también de otros puntos de España y de cualquier clase social.
Todos llegan por causas similares, tras sentirse aburridos, desaprovechados, sin motivación y en busca de un reto con el que desarrollar todos sus conocimientos. El único requisito para acceder: presentarse a los exámenes de los Premios Extraordinarios de ESO o tener una nota media igual o superior a 8 al término de esa etapa.
Lo que empezó hace una década como un proyecto piloto se ha consolidado con los años. Ya son 17 los centros que imparten esta modalidad de enseñanza en la Comunidad. Un total de 1.000 alumnos por cada curso académico.
"El San Mateo no es un gueto, no es una burbuja, no una institución alejada del mundo o de la sociedad, sino al revés", defiende su director Horacio Silvestre. Así lo sienten también los alumnos que en esta década han pasado por el centro. Rosa estudió en el centro de 2014 a 2016. "Fue una de las mejores etapas de mi vida. Fue un reto. Estábamos acostumbrados a ser los mejores y llegar aquí fue una cura de humildad".
"Cuando iba a mi otro colegio, me aburría. Sentía que no apendría nada. Simplemente, con ir a clase me daba. Cuando llegué al San Mateo fue cuando realmente me puse a trabajar, a estudiar", señala Santigo, uno de los últimos en graduarse en el centro.
Los resultados académicos están ahí. El San Mateo es el instituto que más veces ha obtenido la nota más alta de la EvAU (Evaluación de Acceso a la Universidad), con dos puntos por encima de la media regional.
Pero, más allá de los resultados académicos, está la perspectiva social. ¿Cómo se socializa en un sitio así?¿Se hacen amigos en un sitio donde los estudiantes acuden a exprimirse al máximo?¿Cómo se lidia la competencia, los egos?
"Yo siempre lo digo. No es un lugar de una competitividad máxima en el que los alumnos no se comparten los déberes o en el que hay una pelea por ser el primero que levanta la mano", cuenta Miguel, otro exalumno.
"Al contrario, hay unas sinergias brutales. Se genera un ambiente de gente muy afín en el que todo el mundo rema hacia adelante. De hecho, mis mejores amigos estudiaron en el San Mateo", confirma Santiago.