Andrea Rodríguez: "Me quiso liberar de ser la novia de Pablo Ráez"

Él tenía 19 años, ella 26. Pero, cuando se conocieron, ninguno acertó la pregunta ¿cuántos años me echas? Andrea Rodríguez nos lleva al parque en el que Pablo Ráez y ella compartían confidencias. 

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Álvaro Rubio MartínVirginia Areños

Madrid - Publicado el - Actualizado

6 min lectura

La historia de amor que comenzó en un gimnasio, continuó en un hospital y... 

Andrea tenía 26 años y daba clases de yoga. Pablo tenía 19 años y un padre..., un padre que, sin saberlo, se convirtió en su celestino. 

Fue Paco Ráez. "Le dijo a Pablo que tenía que probar una clase conmigo, algo así como...'te va a gustar'. Yo también di clases en el crossfit donde Pablo entrenaba, pero no coincidimos. Cuando trabajaba allí, él estaba en Londres". ¿Y entonces?, Andrea continúa "desde Londres vio una foto mía y dijo: cuando vuelva voy a probar. Creo que leyó alguna frase que escribí y pensó que íbamos a tener sintonía". No se equivocaba: "Él y yo hablabamos muy de vivir el presente, y podíamos hablar de la vida de la misma manera". 

Eso pensaba Pablo de Andrea durante su estancia en Londres, donde pasó una temporada después del primer trasplante. La rodilla le trajo de nuevo a Málaga. La rodilla, otra vez la rodilla. Esta vez llegó la hora de operarse.

"Yo suelo ir con tiempo a dar las clases, me gusta hablar antes con los alumnos. Uno de esos días apareció Pablo". Sucedió seis meses después de su primer trasplante. La conversación entre ambos empezó como cualquier otra "me dijo que tenía una lesión en la rodilla y que tenía que operarse pero estaba esperando porque...", Pablo siguió con naturalidad "...porque había pasado por un cáncer y todavía no podía" pero Andrea se sorprendió: "Yo lo veía ahí tan grande, tan fuerte que... era como ¿Tú has tenido un cáncer?".

Ambos sintieron una fuerte conexión desde principio. Pasaron por las típicas tonterias iniciales "¿cuántos años tienes? y tú ¿cuántos me echas? Yo creía que tenía 26. Él pensó que yo solo tenía 23", nos cuenta Andrea mientras sonríe.

"Me pareció una persona súper especial. Sentimos la atracción de querer saber más. Y desde ese día comenzamos una amistad y nos vimos todos los días". Andrea recuerda que solo "disfrutaban. Él me enseñó que cada día era una cosa diferente. Siempre miraba mucho al futuro, pensaba lo que íbamos a hacer, las proyecciones, los viajes que... Queríamos disfrutar de experiencias". Este era el sentido de su vida como pareja.

Pablo y Andrea montaron una vida en común en la que participaban ambas familias: "Se sintió el hijo de mis padres y yo me sentí la hija de los suyos. Lo nuestro es un amor muy hogareño, muy caluroso. Como poder hablar con alguien más allá de una atracción física, hablar con alguien muy desde el alma". 

Detalle de la entrevista con Andrea Rodriguez en el parque de Marbella

Llegó la mala noticia

Paseamos con Andrea y Paco hasta un parque. Con el sonido del agua de fondo, Andrea señala un grafiti mientras dice "Paco mira, 'hasta que la realidad nos separe' ". Los dos sonrieron. Nos sentamos en una de las escaleras de ese parque, cercano a la casa de los Ráez Martinez, justo al lado de otra pintada en la que se puede leer "PABLO", y allí, Andrea nos contó cómo se enteraron de "la recaída": "Se operó de la rodilla... cuando veo esa foto digo, ¡maldito día! porque fue la vuelta al hospital y él tenía mucho trauma por volver a un hospital, daba igual por lo que fuera. Y yo pienso que, quizá si no se hubiese operado, quizá, no se le hubiesen alterado las analiticas... no sé".

Pablo se hunde en un primer momento. Tocar tierra es lo más sano del mundo

Lo que pasó a partir de ahí fue que "las analíticas no se recuperaban, la punción terminó dando el resultado y... claro, ¡no puede ser, no me lo puedo creer! Un bajón para todos". Tocaba luchar de nuevo, "otra vez a empezar de cero y ahora con el cuerpo más deteriorado por todo lo anterior. Solo te quedan ganas de llorar. Te dan ganas de enfadarte con el mundo, no le ves sentido a la vida pero hay que continuar. Éramos un equipo y entre todos nos ayudábamos porque quien cuida también necesita un cuidador".

Pablo y su familia sabían lo que se les venía encima, para Andrea era la primera vez: "Miraba por él y lo único que me apetecía era hacerle sonreir por todas las veces que él me había hecho sonreir a mi". Pero reconoce "ni siquiera los que hemos estado ahí podemos hacernos una idea de lo que se puede sentir". Es difícil "esperas como mínimo un mes hasta que encuentran a alguien compatible. El proceso  es una incógnita terrible. Pablo tuvo meses de quimioterapia antes de hacer el trasplante, tenía que entrar limpio de enfermedad -aunque Pablo no entró limpio tampoco-, luego el trasplante y después quimioterapia de nuevo. Cada persona es un mundo es un proceso complicado e individual".

"Donar médula no es nada comparado con lo que hay detrás. Yo soy donante y me encantaría tener la oportunidad de servir para que alguien tenga una segunda oportunidad

#retounmillón

Andrea resalta el poder y la fuerza de comunicación de Pablo. Decía "yo soy un chico de ahora y comparto mi vida en redes sociales. Si ahora estoy viviendo esto ¿por qué no lo voy a compartir? Yo era más reacia pero al final le dije y ¿por qué no ponemos un número cómo que fuera un reto? Y fue un boom. Ahora me he dado cuenta de lo que se puede ayudar y de lo que pueden alimentarte las personas que hay detrás". 

A Pablo le llenó más su lucha por los demás que la suya propia. "Su fuerza era el feedback de sus seguidores. Me decía 'si puedo ayudar a alguien siendo yo mismo ¿por qué no voy a hacerlo?' Pablo valoraba el detalle más pequeño y muchos le respondían: 'Jo pues, valoro estas cosas gracias a ti, Pablo". 

Pablo pedía a la gente que se hiciera donante cada vez que tenía la oportunidad. "Si vieras la de mensajes que nos llegaban" nos cuenta  Andrea "mensajes diarios de donantes que decían ¡ojalá mi médula sea para ti! Pablo explicaba que no se dona para una persona en concreto pero la gente seguía diciéndonos: yo dono por Pablo. Pablo movió a España"

"Me quiso liberar del título de novia de..."

"Siempre me decía 'si yo algún día me voy, quiero que nuestra relación se termine porque quiero que seas tú, no la novia DE. Me quiso liberar hasta de eso". Andrea recuerda que se enfadó mucho porque "no lo comprendí. Yo quise estar ahí al lado y él como que me iba alejando". Reconoce que es un gesto valiente "decirle a alguien no sufras, tú sigue tu vida, esto tengo que hacerlo yo solo" que tuvo que aceptar "busqué la calma dentro de mi, en el trabajo, deporte y familia. Es así, es la vida... no le puedes imponer a alguien que haga lo que tu quieras y tienes que aceptar". Eso si, "yo le decía vale, te comprendo, pero por detrás iba a preguntando. Tenía contacto continuo con sus padres".

Me quedo solo y no sufre nadie por mi nadie me ve mal. Sigue tu vida que yo me voy feliz

Despedida

Esta pareja que tantas veces habló de la vida y de la muerte, no se despidió. No hacía falta: "Removió muchas conciencias por hablar sin miedo de la muerte. Ahora él no está fisicamente pero tenemos otra conexión. La muerte no es el fin, todos venimos para irnos. Es un cambio, no un fin". Este es el mensaje que a Andrea le gustaría que calara "la muerte no es el fin".

Ves a este ángel rubio de ojos azules cómo te habla del momento en el que conoció a Pablo, "antes de abriera la boca, ya en su mirada había algo especial. Era una persona con magia", escuchas cómo te dice que tenían su "propio librito de las cosas que nos escribíamos. Hay veces que vuelvo a leer algunas porque hay mensajes que son para ahora... como unos escritos futuristas", y todo desde la serenidad que da el cariño y los momentos vividos.

Con los ojos vidriosos, sentadas en esa escalera del parque que compartieron, levanta su dedo índice para señalar el puente que está frente a nosotras y de repente, otro salto al corazón: "¿ves ahí un candado verde? ¿el que está al lado de otro más grande? Uno lo pusimos los dos, como en las películas. El otro lo puse yo el día de la muerte de Pablo" 

La historia de amor que comenzó en un gimnasio, continuó en un hospital y... se ha hecho eterna #siemprejuntos.

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