Los casos de asesinato más difíciles para los investigadores

Los casos de asesinato más difíciles para los investigadores

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El 'caso Diana Quer' ha dado un vuelco con la aparición del presunto asesino, 'El Chicle', y se ha reabierto. Hasta ahora, no había pistas de dónde estaba la joven ni se sabía si seguía viva. Estos son otros casos de asesinatos en los que los investigadores han encontrado trabas para hacer su trabajo.

El caso Asunta Basterra: muchas dudas en un juicio mediático

Asunta Basterra solo tenía 12 años cuando apareció muerta el 22 de septiembre de 2013 a las afueras de Santiago de Compostela. Hoy sus padres adoptivos, Alfonso Basterra y Rosario Porto, cumplen una condena de 18 años tras ser declarados culpables por intoxicar a su hija con un medicamento y después estrangularla. Pero el caso no estuvo claro ni mucho menos discreto. De hecho, es el ejemplo perfecto de lo que es un juicio mediático.

Los padres de Asunta se enfrentaron a un jurado popular que acabaron considerando que ellos eran quiénes habían matado a su hija, aunque los abogados de la defensa siguieron clamando contra la sentencia porque consideraban que “no estaba probada” la culpabilidad de sus clientes.

Lo que sí está probado es que la pequeña ingirió masivamente Lorazepam el día de su muerte, un medicamento que había consumido en los meses anteriores a su muerte. La autopsia, además, revela que la niña murió asfixiada. Las marcas que aparecieron en su cuerpo coinciden con las que se hallan en una cuerda que se encontró en una casa familiar. Además, un ordenador portátil y el teléfono móvil del padre desaparecieron en un primer momento para reaparecer después en su casa con el disco duro borrado.

La policía lo tuvo difícil por no tener pruebas concluyentes ni confesiones de los implicados, pero el jurado consideró culpables a los padres después de analizar sus declaraciones y algunos momentos clave como la forma de actuar de Rosario Porto al llegar a la casa cercana donde apareció el cadáver: según el jurado, queda demostrado que pretendía esconder la papelera, se deshizo de una mascarilla, pañuelos de papel con restos de la niña y un trozo de cuerda naranja muy parecido al que se encontró junto al cuerpo de Asunta.

Los casos de asesinato más difíciles para los investigadores

Alfonso Basterra y Rosario Porto, padres de Asunta

Las dificultades del caso Bretón: los restos óseos y la pérdida de pruebas

José Bretón asesinó a sus hijos y después calcinó los cadáveres. Según la sentencia judicial, esto es lo que ocurrió en Córdoba en octubre de 2011 cuando desaparecieron Ruth y José, de 6 y 2 años de edad respectivamente.

En este caso también hay sombras, sobre todo en los informes antropológicos. En un primer momento, la forense Josefina Lamas dictaminó que los huesos que se encontraron en la hoguera de Las Quemadillas (donde Bretón quemó a sus hijos) eran de animales. La madre de los niños, Ruth Ortiz, pidió un segundo informe al antropólogo Francisco Etxeberria, quien reveló la existencia de restos óseas que podían pertenecer a menores de la edad de las víctimas. Un tercer informe confirmó que los restos eran humanos, lo que apartó a Lamas del caso.

También tuvo polémica la ruptura de la cadena de custodia de las pruebas judiciales de la hoguera de Las Quemadillas. Josefina Lamas, después de ser retirada de la investigación, dijo en sede judicial echar en falta la prueba número 8. A esta ruptura de la cadena de custodia se ha acogido la defensa de Bretón.

El jurado popular considera que con las pruebas existentes se prueba la culpabilidad de Bretón, por lo que acabó ingresando en prisión condenado a 40 años, pena rebajada después a 25 años.

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Bretón, en una de las sesiones del juicio contra él

El caso Marta del Castillo. ¿Sin cuerpo no hay delito?

Es uno de los casos que más problemas ha puesto a los investigadores. La joven sevillana de 17 años Marta del Castillo desaparició el 24 de enero de 2009.

En febrero es detenido el exnovio de la joven, Miguel Carcaño, de 20 años, que confesó el asesinato de Marta y que después arrojó el cadáver al río Guadalquivir. Junto a él, Samuel Benítez fue detenido como presunto cómplice al haber colaborado en deshacerse del cuerpo.

Un mes después, Carcaño cambió su declaración y señaló a un tercero, ‘El Cuco’, como autor material de los hechos. Además, también dijo que ambos trataron de abusar sexualmente de Marta, la amenazaron con una navaja y que ‘El Cuco’ la estranguló. Finalmente, Carcaño dijo que tiraron el cadáver a un contenedor de basura.

En noviembre de 2011, la policía científica confirma que hay sangre de Marta en la chaqueta de Carcaño, y además en un rollo de esparadrapo se encuentran restos genéticos del principal acusado. También de María García, novia del hermanastro de Carcaño, en un cable con el que supuestamente se estranguló a Marta.

Aunque a día de hoy el paradero del cuerpo de Marta del Castillo sigue siendo una incógnita, Miguel Carcaño cumple condena de 21 años de cárcel. El resto de presuntos implicados está en libertad.

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Miguel Carcaño, asesino confeso de Marta del Castillo

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