Los secretos del reloj de la Puerta del Sol
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Toda España estará pendiente en la medianoche del domingo al lunes del minutero que anunciará la llegada del nuevo año. El reloj de la Puerta del Sol, toda una atracción turística de Madrid, volverá a acumular la expectación de todo un país para celebrar el 2018 y la casa relojera ultima los detalles para que nada falle en una cita tan importante. Jesús López, uno de los encargados de su mantenimiento, ha señalado esta semana a Efe que no tiene duda de la fiabilidad del mecanismo después de quince días "comprobando y mirando todo" para asegurar que el reloj cumplirá con su tarea "a la perfección".
Su funcionamiento está controlada al segundo. Cuando falten 28 segundos para las doce caerá la bola, a los veinte empezarán a sonar los cuartos y a la medianoche en punto sonará la primera campanada. Las campanadas suenan durante 36 segundos, a una cadencia de tres segundos. Por si acaso, en la medianoche del sábado, habrá un ensayo para comprobar por última vez el mecanismo de la bola y la megafonía. Será el ensayo con gran público, también llamado las "preuvas", a las que acuden cientos de personas que no podrán estar despidiendo el año al día siguiente en la Puerta del Sol.
El famoso reloj se encuentra en la fachada de la antigua Casa de Correos, sede del Gobierno regional madrileño. Fue construido y donado a la ciudad por José Rodríguez Losada, un leonés del pueblo de Iruela que en el siglo XIX emigró a Londres y allí montó un negocio próspero de relojería de bolsillo y de torres. A su vuelta a Madrid, Rodríguez Losada donó el reloj a la ciudad, donde fue inaugurado el 19 de noviembre de 1866 por la reina Isabel II, con motivo de su cumpleaños.
El reloj está sincronizado con la hora que marca el Estado español, la del Observatorio Astronómico Nacional, y a lo largo del año su temperatura se mantiene estable, aún con las variaciones del verano, debido a que la "péndola" es de madera y tiene un coeficiente de dilatación prácticamente nulo, explica el especialista. La única modificación externa que afecta al reloj es la amplificación del sonido de sus campanas para que pueda ser escuchado por las miles de personas que se congregan en la plaza de la Puerta del Sol y en las calles cercanas, como las de Alcalá o la de Arenal.
Pese a mantenerse muy protegido, a lo largo de su historia no han sido pocos los incidentes que ha sufrido. En 1928 una de sus pesas se desprendió y al caer traspasó el suelo de madera del edificio hasta llegar al despacho del Gobernador. También durante la Guerra Civil tuvo que ser reparado después de que la explosión de una bomba en la calle Mayor dañara sus esferas y un proyectil atravesara el cuarto de la maquinaria.