La NASA halla indicios de que podría haber vida en las lunas de Júpiter y Saturno
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La NASA ha confirmado el descubrimiento de hidrógeno en Encélado, una de las lunas de Saturno, lo que podría significar la existencia de microorganismos, y que se han vuelto a observar géiseres emanando de Europa, una de las lunas de Júpiter, señal de la actividad hidrotermal que tiene lugar en ese satélite.
"El hidrógeno encontrado en Encélado tiene casi todos los ingredientes que necesitarías para soportar la vida en la Tierra", afirmó en una conferencia de prensa Linda Spilker, una de las científicas de la misión de la sonda espacial internacional Cassini, que orbita Saturno desde 2004.
El trabajo de los investigadores de la misión Cassini, publicado en la revista Science, indica que el gas de hidrógeno, que potencialmente podría proporcionar una fuente de energía química para la vida, se encuentra en el océano helado de Encélado.
La presencia de hidrógeno en el océano de este satélite significa que los microbios -si es que existen- podrían utilizarlo para obtener energía combinando el hidrógeno con dióxido de carbono disuelto en el agua.
El pequeño y helado Encédalo experimenta reacciones hidrotermales similares a las de la Tierra y tiene una presencia de hidrógeno que podría sugerir que en esa luna se dan condiciones de habitabilidad, según el mismo informe.
Este es uno de los últimos descubrimientos de la sonda espacial internacional Cassini, que este año acabará una misión de 20 años en la que ha estudiado Saturno y sus lunas.
Cassini realizó en 2015 su inmersión más profunda en las cortinas de agua procedentes de las grietas en la región polar de Encédalo, que está cubierto de una capa de hielo, en las que pudo detectar la presencia de hidrógeno molecular en el vapor que escapa de ellas.
Para el autor principal del estudio, Hunter Waite, del estadounidense Instituto de Investigación del Suroeste, y sus colegas ese hidrógeno solo puede proceder de las reacciones hidrotermales entre las rocas calientes y el agua del océano que hay bajo la superficie congelada del satélite.