¿Es más sano un refresco sin azúcar que un zumo de frutas? Un experto advierte de los errores del semáforo Nutri-Score de los alimentos

El doctor Miguel Ángel Urueña, doctor en Ciencias y en Tecnología de los Alimentos, explica en qué consiste el etiquetado conocido como Nutri-Score y sus defectos

Etiqueta Nutriscore
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Escucha esta sección de 'Herrera en COPE' en la que sabemos más acerca del semáforo de los alimentos

Jesús Tobarra

Publicado el

3 min lectura

Seguro que has visto al comprar algún producto en el supermercado que en el envase aparece una especie de símbolo similar a un semáforo. Cinco colores y cinco letras que componen lo que recibe el nombre de Nutri-Score y que indican, aparentemente, su calidad.

Desde 2017 este sistema de etiquetado clasifica a los alimentos en función de su valor nutricional con letras que van de la A a la E. Lo han adoptado ocho países europeos desde entonces, entre ellos España y este mismo año también Portugal

La cuestión es que la Unión Europea, de momento, no cuenta con un etiquetado frontal armonizado que obligue a todos los países a clasificar con estas mismas letras y estos mismos colores para toda la Unión Europea estos productos y además tiene pendiente de decidir si obliga a la industria alimentaria a incluir esa etiqueta Nutri-Score en todos los productos.

Nutri-Score

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Nutri-Score

¿Sirve realmente para algo este etiquetado?

Desde que apareció, los expertos han dudado y han debatido si realmente este semáforo nutricional es útil para que comamos mejor, incluso, si tiene utilidad para saber si un alimento es más saludable que otro. 

Para hablar acerca de este etiquetado, en 'Herrera en COPE' hemos contado con la participación de Miguel Ángel Urueña, doctor en Ciencias y en Tecnología de los Alimentos y divulgador científico.

"Yo soy partidario de leer el etiquetado, lo que viene por detrás, la lista de ingredientes, de aprender a leer e interpretar lo que dice ese etiquetado. Lo que ocurre con el Nutri-Score es que simplifica demasiado y, además, no es tan intuitivo como se quiere dar a entender", explica el doctor Urueña.

No nos podemos fiar al 100% de las letras

Una apreciación importante que hace es que "una A no significa que el alimento sea saludable y una E no significa que sea insano. Lo que debemos interpretar es que el que tiene una A tiene una mejor composición nutricional que el que tiene una E, pero eso no significa necesariamente que sea saludable". 

El ejemplo que pone es que "hay cereales de desayuno azucarados que son alimentos insanos y que a día de hoy tienen una A en el sistema Nutri-Score. Este fallo ya se ha tratado de solucionar porque se ha actualizado el sistema". 

Otro ejemplo destacado comparaba un refresco 'cero' con el aceite de oliva, pero salía ganando el refresco. Este resultado salió porque este tipo de refrescos "no tiene azúcar, no tiene energía, no aporta calorias, es decir, no puntúa en el sistema que permite calcular la puntuación, pues ahí todos los valores salían negativos, con lo cual obtenía una buena nota".

A qué tengo que estar atento en el supermercado

Hay que tener cuidado, ya que las empresas tratan de "enmascarar esas puntuaciones negativas con ingredientes que puntúan de forma positiva. Por ejemplo, añadir mucha fibra a unos cereales azucarados, con lo cual la puntuación positiva de la fibra enmascara la puntuación negativa de los azúcares". 

Cereales en el supermercado

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Cereales en el supermercado

En cualquier caso, Miguel Ángel Urueña propone llevar a cabo el siguiente proceso:

  • Primero, tener en cuenta el conjunto del alimento, "saber si estamos ante una caja de galletas o ante una bandeja de tomates". "Es que las galletas no son saludables. Una cosa son galletas, otra cosa son tomates. Eso lo tenemos que tener claro y no nos perdamos en etiquetados de este tipo", aclara.

  • La segunda cuestión es leer la línea de ingredientes. "Es muy importante saber que los ingredientes se enumeran en orden según la cantidad en la que se encuentran. Es decir, si los primeros ingredientes de un producto son harina refinada, azúcares, aceite de palma, etc., pues estamos ante un producto que no es muy recomendable".

  • El siguiente paso sería mirar la información nutricional. Aunque aclara que "esta es complementaria a la lista de ingredientes". Esto se debe a que "muchas veces nos centramos simplemente y solamente en la información nutricional para ver si el alimento tiene mucha energía, tiene mucha grasa..." y explica que lo importante es saber de dónde proceden los nutrientes.

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