La psicóloga Macu Cortázar señala la frase que debemos decirnos a nosotros mismos para no caer en ansiedad o depresión

En ‘Mediodía COPE’ analizamos la importancia de cuidar los diálogos internos cuando somos demasiado exigentes con nosotros mismos

Redacción Mediodía

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

      
      
             
      

Esa voz que nos acompaña en las decisiones y procesos mentales del día a día puede convertirse en nuestro peor enemigo.

Los diálogos que todos mantenemos con nosotros mismos y que nos sirven para ordenar nuestros pensamientos, también pueden jugarnos una mala pasada si son demasiado exigentes y críticos.

Todos nos hacemos preguntas a diario. Algunas en voz alta y otras en silencio. Preguntas que, en muchas ocasiones, cuestionan demasiado nuestras decisiones y conductas, con las que a veces sacamos conclusiones y juicios demasiado duros con nosotros mismos. Y es que es habitual que, en ocasiones, tratemos y hablemos mejor a los demás, que a nosotros mismos.

El lenguaje que utilizamos para hablar de nosotros tiene un gran impacto en nuestra mente y comportamiento. Si nos hablamos mal de manera constante, fomentamos la negatividad y aumentamos la sensación de estrés, la ansiedad y la depresión. Y esto se puede extrapolar tanto al diálogo interno que mantenemos con nosotros mismos, como a la forma que tenemos de dirigirnos a nuestra persona en voz alta.

el origen: sobrevivir

En ‘Mediodía COPE’ analizamos de dónde viene esa voz interior, que existe desde el origen de los tiempos. Tal y como nos ha relatado la psicóloga y directora del Instituto de Terapias Psicológicas de Madrid, Macu Cortázar, se trata de una voz que nos ayudaba a estar alerta y a identificar lo que teníamos que hacer, pensando en nuestra supervivencia.

Mano reflejada en un espejo

Con el paso del tiempo, los seres humanos fuimos adquiriendo más habilidades sociales y afianzando las relaciones. “El ser humano es un ser que busca sobrevivir a todos los niveles y uno de esos niveles es la socialización, estar en comunidad con otras personas y sentirse parte de un grupo. Esa voz nace con ese fin”, explica Macu Cortázar.

      
             
      

Nuestra voz interior nace con el propósito de sobrevivir y desarrollar una voz crítica que nos ayude a identificar lo que está bien de lo que está mal. El problema es cuando los juicios que hacemos sobre nosotros mismos y la manera en la que nos hablamos resulta demasiado cruel.

tomar conciencia

Por ello, la psicóloga nos invita a hacer el siguiente ejercicio para tomar conciencia de la manera que tenemos de hablarnos: “Todos tenemos esa voz. Hay momentos que nos hablamos mejor que otros y ahí está la clave. A veces la dureza no es la adecuada. Es lo que llamamos autoexigencia. Muchas veces, lo que nos falta es decir las cosas en voz alta porque, cuando lo hacemos, nos damos cuenta de la barbaridad que nos estamos diciendo a nosotros mismos”.

extremos

Además del machaque personal al que nos sometemos en primera persona, el exigirnos demasiado también tiene otro riesgo: pasar de un extremo al otro. “Cuando una persona se exige mucho a sí misma, eso termina explotando. Por eso vemos a personas que pasan de preocuparse mucho por todo, a que, de repente, les de completamente igual todo. Encontrar el punto medio a veces cuesta mucho trabajo y por eso nos movemos entre esos dos extremos”, explica Cortázar en ‘Mediodía COPE’.

      
             
      

cómo domar la voz interior

Es posible domar la voz interior y lo primero que debemos hacer es identificar la manera en la que nos hablamos. Y es que muchas veces es innegable que subestimamos el poder que tienen las palabras.

“En vez de decir que soy un inútil, podemos sustituirlo por el comentario de que podríamos haberlo hecho mejor, por ejemplo. Tenemos que intentar cambiar el tono y ser más consecuentes con los pensamientos que tenemos hacia nosotros mismos. También, saber diferenciar qué es lo que depende de uno mismo y qué no”, nos aconseja la psicóloga.

Todas las personas tenemos una voz interior que expresa nuestras críticas o frustraciones. El diálogo interno es diferente para cada uno de nosotros, pero huir de los comentarios negativos y sustituirlos por preguntas puede ser un primer paso para que la voz interior pase de ser un enemigo, a un aliado para mejorar de forma constructiva.