George Stinney: el polémico juicio al niño de 14 años ejecutado en la silla eléctrica
El caso del pequeño, de 14 años y ajusticiado en una silla eléctrica, fue revisado el pasado 2014 por un juzgado de Carolina del Sur
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Existe una América en las profundidades de Estados Unidos con una historia inconcebible para los estándares actuales, pero que tuvo lugar hace menos de lo que cabría pensar y que esconde uno de sus mayores ejemplos de violencia en el caso de Alcolu, una ciudad de apenas 429 habitantes en el condado de Clarendon, en Carolina del Sur. El propio nombre del pueblo engloba la historia que cimienta en sí mismo los pilares en los que se construyó: Alderman, por la familia fundadora en 1895, un legado de caciques dedicados a la serrería; Coldwell por uno de sus socios; mientras que Lula es el nombre de la hija mayor de Coldwell.
El 23 de marzo de 1944, una de las familias que residía en el pueblo eran los Stinney. El patriarca, como la mayoría de los vecinos, trabajaba la madera en la serrería de la zona, al menos hasta ese mismo día que le acababan de despedir. Ajeno al drama familiar que se avecinaba, el pequeño George Jr., de 14 años, salió a acompañar a su hermana pequeña Amie mientras jugaban con los animales de la zona. Según mantendría la niña durante los 70 años siguientes, ambos se acercaron a las vías del tren para ver pastar a las vacas de los vecinos, un entretenimiento bastante común para ambos.
Dos niñas blancas se acercaron a donde estaban: Betty June Binnicker, de 11 años, y Mary Emma Thames, de 8. Ambas le preguntaron que dónde podían encontrar flores silvestres, un tipo de vegetación bastante común en la zona de Carolina del Sur. Las dos siguieron su camino.
El 24 de marzo de 1944 George y Amie no salieron a jugar a la calle y, en su lugar, se quedaron en casa. La policía comenzó a aporrear la puerta por la tarde, mientras los padres no estaban, antes de que terminaran entrando por la fuerza. La niña se escondió en el sótano mientras los agentes se llevaban al niño detenido a comisaría. Los cadáveres de Betty y Mary habían aparecido esa misma mañana en una zanja cercana a las vías del tren, ambas con una gran herida en el cráneo.
La ejecución más joven de la historia
En algún momento entre la detención del joven y la celebración del juicio, el 24 de abril del mismo año (un mes después de los hechos) hasta tres agentes de la policía local arrancaron una confesión del niño. Un detalle que aceleró la celebración de la vista judicial de George. Pero lo cierto es que en esos 30 días George no contaba si quiera con abogado, dado que todavía no estaba recogido en la legislación como un derecho fundamental. Ya posteriormente contaría con la defensa de un letrado especializado en declaraciones de la renta.
El jurado, tal y como recogía la ley, estaba compuesto sólo por personas mayores de 18 años con derecho a voto, o lo que es lo mismo: diez hombres blancos. El 24 de abril de 1944 George Stinney fue juzgado durante solo 5 horas en los que la defensa no llamó a testigos, mientras la fiscalía citó a dos médicos, el hombre que encontró los cuerpos y los tres agentes ante los que, supuestamente, había confesado el niño. El motivo de llamarles a declarar tenía una explicación: la confesión se había extraviado por el camino, no constaba en ninguna parte, y mucho menos la firma del niño.
No pareció que la pérdida de un documento clave para la acusación afectase demasiado a la decisión del jurado, que apenas se tomó 10 minutos para deliberar y alcanzar un veredicto: George Stinney Jr. sería la persona más joven de la historia en morir en la silla eléctrica en Estados Unidos. Así, un mes después de haber sido detenido, sin poder tener contacto con sus padres o su familia y sólo con la compañía de una Biblia, el joven de 14 años se encaminó al corredor de la muerte, ya como culpable de haber asesinado a dos niñas con una viga de las vías del tren y con la intención de abusar sexualmente de ellas.
Un giro judicial 70 años después
Cuando se cumplieron justo 7 décadas desde la muerte del pequeño en una prisión de Carolina del Sur, la familia recurrió la sentencia judicial en base a un procedimiento negligente del caso de Stinney. Alegaban que los motivos de sentenciar a su hermano en los años 40 obedecía estrictamente a razones raciales, en un ambiente de opresión política, apenas a unos años de que comenzaran las revueltas sociales que originaría Rosa Parks en 1955 al no querer sentarse en la parte de atrás del autobús.
Carmen Mullen, jueza del circuito de Carolina del Sur sería la encargada del caso. En un primer momento se le ofreció a la familia de George un perdón a su hermano, a lo que se negaron categóricamente. Argumentaban que el perdón se le concede a aquellos que eran culpables de los actos. Por ello, el caso del niño acusado de matar a sus dos vecinas blancas volvió a juicio 70 años después.
“Es mi opinión profesional, con un grado razonable de certeza médica, que la confesión dada por George Stinney Jr. en, o alrededor, del 24 de marzo de 1944, se caracteriza mejor como una confesión obtenida bajo coerción, complaciente y falsa”, aseguraba durante el procedimiento Amanda Sales, psiquiatra forense consultada durante la revisión del juicio a Stinney, según NBC News. “No es fiable”, añadió.
Toda una serie de testigos pasaron frente a los ojos de los hermanos y sobrinos de George que aún continúan con vida. Finalmente, la jueza Mullen decretó que el joven había sido juzgado sin todas las garantías, en un proceso manipulado para implicarle como culpable, por lo que decretó la sentencia como nula. La noticia llegaba más de medio siglo tarde para el joven, pero no para su familia: “Cuando recibí la noticia, estaba con unos amigos. Elevé las manos al cielo y dije, 'gracias, Jesús”, comentaba Katherine Robinson también a la NBC.
La influencia del caso de George en Stephen King
Aunque el caso de George Stinney tuvo su dosis de justicia 70 años después, se trataba de un caso habitual en las protestas contra las injusticias cometidas contra la comunidad negra durante todo el siglo XX en Estados Unidos, y en especial durante las primeras 6 décadas. El caso del ejecutado más joven de la historia era conocido popularmente, e incluso inspiró a uno de los autores más prolíficos
Concretamente, Stephen King se valió de la historia de Stinney para escribir una de sus novelas cortas más famosas: “La milla verde”, que adaptaría posteriormente Frank Darabont a la gran pantalla con Tom Hanks de protagonista. Una historia en la que un hombre negro corpulento es encarcelado injustamente cuando intentaba salvar la vida de dos niñas de unos diez años, asesinadas previamente, en una zona de recolección de algodón de Carolina del Sur.